Las heridas que pueden aparecer como consecuencia de un accidente de vehículo automotor no dependen enteramente de la gravedad del accidente per se. Es decir, el accidente puede ser “leve” (digamos, por ejemplo, una pequeña colisión en el parachoques), pero las lesiones pueden sumamente graves.
Si continuamos con el ejemplo que hemos puesto (un ligero choque en el guardabarros) –y aunque no lo creas-, ese simple y aparentemente inofensivo incidente realmente puede producir heridas cerebrales traumáticas. Por lo tanto, la naturaleza de las heridas no necesariamente es proporcional a la naturaleza del accidente.
Generalmente, los accidentes son impredecibles, inesperados; cuando tocan la puerta, nadie está preparado para afrontarlos. Pero los accidentes de vehículo automotor son el pan de cada día en las carreteras de California. En este estado, lo inesperado no es una excepción, sino la regla. Día tras día, surgen nuevos incidentes de tráfico.
En California, la cantidad de personas lesionadas en accidentes de vehículo automotor asciende a miles anualmente. Y lo peor del caso es que son accidentes que, paradójicamente, pudieron haberse evitado.
Esta tendencia es preocupante, no sólo por el número de víctimas mortales y lesionados, sino también por la carga económica que acarrean estos accidentes. Según algunas estadísticas, estos infortunios pueden costarle al Estado casi un billón de dólares anualmente. Por lo tanto, los accidentes de vehículo automotor ocasionan estragos tanto en las finanzas de los familiares de los afectados, como en la economía nacional.
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Heridas más usuales en un accidente de vehículo automotor
La multiplicidad es una de las características de las heridas que resultan de una colisión de vehículo automotor; el rango es bastante amplio, por lo que las lesiones variarán desde lo leve hasta lo grave. Téngase en cuenta, no obstante, que las heridas más usuales suelen situarse en la parte de “grave”: una parte nada despreciable de las víctimas de un accidente de vehículo automotor no regresan a su estado previo al incidente; ni siquiera pueden trabajar como lo solían hacer…
Adicionalmente, por si no fuera poco, los afectados por estas colisiones deben enfrentarse a la carga económica derivada de los gastos médicos (medicinas, rehabilitación, tratamiento, etc) y también con la pérdida de salarios como consecuencia de la incapacidad para acudir al lugar de trabajo.
Lesiones en el cuello
Las heridas en el cuello son lesiones muy usuales en casos de colisiones traseras (rear-end accidents), si bien estas heridas pueden aparecer como resultado de cualquier tipo de accidente. Estadísticamente hablando, los que sufren lesiones en el cuello, por lo general, estuvieron involucrados en un rear-end accident.
A su vez, entre las lesiones de cuello, las más comunes son las siguientes: hiperextensión cervical y tensión en el área. En algunos casos más extremos y, por ende, inusuales, se han reportado dislocaciones en la zona cervical, así como atrofias a los discos que se encuentran en el cuello.
Evidentemente, estos daños cervicales se producen por un movimiento brusco y violento, que no es otro que el que se experimenta durante una colisión vehicular, especialmente a velocidades por encima del límite. Esta agitación provoca que los músculos y los ligamentos del cuello se alarguen de una manera inusual; es por eso que se le llama “hiperextensión cervical” y el dolor asociado a esta lesión es extremadamente elevado.
Por otra parte, es importante saber que las lesiones en el cuello son complicadas en momentos de negociación por indemnización, puesto que forman parte de las denominadas “lesiones de tejido blando”, por lo que mostrar evidencia de su existencia resulta un tanto difícil por la naturaleza de la herida.
Pero en términos prácticos, una lesión de cuello se refleja por la incapacidad para realizar movimientos normales de la cabeza; y por supuesto, ello también conlleva dificultades visuales.
Cicatrices
La aparición de cicatrices es un fenómeno común en aquellos accidentes en los que hubo ruptura de vidrios, esparcimiento de algún químico corrosivo o simplemente una combustión (incendio). En el mejor de los casos, sólo aparecen cicatrices; pero en el peor, surgen desfiguraciones, así como laceraciones y quemaduras. El rostro es uno de los mayores afectados, pero el torso no se queda atrás. Esas laceraciones y quemaduras, además de perjudicar la estética de la víctima, producen cicatrices muy profundas.
Precisamente por eso último, aquellas personas que se ven afectadas por cicatrices en el rostro, experimentan problemas psicológicos como baja autoestima y pérdida de confianza en sí mismos. No es fácil lidiar con este tipo de problemas, debido a que la gente a tu alrededor te mira con otros ojos: te observa de manera muy extrañada e incómoda. Así pues, estas personas sufren cambios muy notables en sus vidas diarias, ya sea en el trabajo o en la vida amorosa, por ejemplo.
Por otra parte, algunas cicatrices pueden afectar nervios o músculos, inclusive; en estos casos, el afectado puede tener problemas motores y sufrir de disfuncionalidad física.
Pero ¿qué es exactamente lo que ocasiona la aparición de cicatrices? ¿Qué factores en un accidente de vehículo automotor son responsables de estos daños dérmicos?
Básicamente, son 4 las causas: (i) la primera y la más obvia de todas corresponde a los cortes; (ii) la segunda son quemaduras; (iii) contacto con químicos muy peligrosos para la piel; y (iv) lesiones a los nervios.
Con respecto al tratamiento de las cicatrices, se presentan dos inconvenientes: en primer lugar, en determinados casos la cirugía plástica es la única herramienta disponible para desaparecer esas lesiones dérmicas; y, en segundo lugar, incluso si no es necesaria la cirugía plástica, sí se requiere la realización del tratamiento por parte de un especialista; por lo tanto, sea cual sea el caso, el costo económico del tratamiento de las cicatrices es sumamente alto.
Así las cosas, las cicatrices plantean un dilema problemático, por decir lo menos: o te sometes una cirugía plástica que, aparte de ser costosísima, acarrea riesgos a tu salud y tu estética; o bien decides que te cure un especialista, que también es caro. Debes tener presente, no obstante, que un especialista puede resultar más barato que una cirugía plástica y que, además, no asumes riesgos a tu salud; pero tu apariencia no será reparada y no volverá a ser la misma.
Daños óseos
En cuanto a las lesiones a la estructura ósea, como la ruptura o fractura de los huesos, son consecuencias directas de accidentes cuya gravedad es más alta que en los accidentes usuales, a saber, colisiones donde hay muchos vehículos involucrados o vuelcos (rollover accidents).
La delicadeza de los daños óseos reside en su potencial alcance; las fracturas de huesos pueden desencadenar una serie de lesiones internas cuya sanación no es precisamente sencilla de efectuar.
Sírvase de ejemplo que una víctima de un accidente de vehículo automotor que sea afligido por una fractura de costillas puede estar afligido, a su vez, por un pulmón perforado. Por ende, los médicos responsables de la curación del paciente deben tener mucho cuidado con la identificación de las lesiones; deben considerar que a lo mejor hay otras lesiones que las que están a simple vista.
Ahora bien, ¿qué heridas entran en la categoría de “daños óseos”? Por ejemplo, los daños a la médula espinal; fractura de cráneo; ruptura de cadera; fractura de costillas; ruptura de pelvis; tibia y peroné fracturados (piernas); ruptura o fractura de muñecas.
Acontece que, en semejanza con algunos de los inconvenientes de las heridas anteriormente mencionadas, el tratamiento de los daños óseos requiere una gran cantidad de dinero, la cual variará en función de la naturaleza de los daños (como todo). No obstante, con independencia de ello, siempre debes sumar el costo de la rehabilitación, pues es un costo que siempre está presente en los tratamientos óseos.
Si el alcance del daño óseo es muy ancho (esto es, si el daño es muy grave), es probable que se necesite una intervención quirúrgica para lograr una correcta sanación. Y en otros casos, puede que no se necesite del quirófano, pero se va a requerir el uso de placas metálicas y tornillos para regresar los huesos afectados a su estado normal.
Para finalizar, ¿para qué sirve saber los daños más comunes en un accidente de vehículo automotor? Para muchas cosas (prevención, concientización, etc), pero principalmente para tener una idea de la multitud de elementos que deben ser considerados a la hora de negociar el monto de indemnización.
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